Remodelación C/ Duquesa de la Victoria

Brevemente, comentamos las impresiones de nuestro colectivo sobre el proyecto de remodelación de la C/ Duquesa de la Victoria, que el Ayuntamiento de Logroño tiene en proyecto a fecha 25 de noviembre de 2020. Los planos se encuentran disponibles en la página de Calles Abiertas.

Como ya hemos declarado en otras ocasiones, desde Logroño Andando estimamos que la bicicleta es un medio de transporte con notables beneficios para la sociedad y conviene estimular su uso. Para lograr este fin, hemos propuesto la creación de una red ciclista segura que logre acabar con el uso de bicicleta por las aceras, tan molesto para el disfrute peatonal. Así que el proyecto de Duquesa de la Victoria, que además propone recrecer aceras e imposibilitar la detención de vehículos en doble fila, problema endémico de nuestra ciudad, nos parece en general muy positivo, al incluir un eje ciclista que daría servicio al barrio de Los Lirios, la Universidad, al CARPA, la Escuela de Enfermería, el Centro Deportivo Municipal Lobete, la Escuela Oficial de Idiomas, la ESDIR, varios centros educativos (CEIP Obispo Blanco, CEIP Duquesa de la Victoria, IES Sagasta), el centro urbano, y a futuro todavía a más centros (IES Batalla de Clavijo, CEIP Escultor Vicente Ochoa).

Dentro de nuestras limitadas capacidades, estamos evaluando el proyecto para poder emitir comentarios al Ayuntamiento, y para ello estamos haciendo una evaluación de los planos y una ronda de visitas a los comerciantes de esta calle y aledañas, en la medida en que nos es posible.

También hemos conocido que algunos vecinos y comerciantes están organizando una recogida de firmas y que han planteado alternativas al trazado actual, entre ellas el desvío del trazado ciclista a la C/ Calvo Sotelo, a Avenida de la Paz o a Avenida de la Solidaridad (antes Jorge Vigón). Hemos tenido ocasión de intercambiar pareceres con alguna de las personas que ha organizado esta recogida y comentarles estas mismas impresiones que aquí contamos.

En C/ Calvo Sotelo actualmente disfrutamos de un entorno de tráfico restringido y plataforma única, destinada al tránsito PEATONAL. A día de hoy pueden circular otros vehículos para el reparto y bicicletas en ambos sentidos, pero según comentamos ayer con algunos comerciantes, su escasa densidad no induce problemas (en general) en la coexistencia de peatones y bicicletas.

La remodelación de Duquesa de la Victoria es parte de un eje ciclista que va, en la propuesta actual, de Los Lirios hasta el Espolón, y según declara el Ayuntamiento, a futuro se plantea su extensión hasta El Cubo. Por tanto, es de esperar que el nuevo eje tenga mucho mayor tránsito de bicicletas que lo que viene habiendo hasta ahora en Calvo Sotelo. Y si la propuesta es meter cientos o miles de bicicletas al día por una calle peatonal, generaremos un problema de convivencia donde actualmente entendemos que no lo hay.

La última foto que tenemos de C/ Calvo Sotelo es la inauguración de este comercio de origen holandés.

En la cercana ciudad de Vitoria, este problema ya se ha planteado en algunas calles semejantes, y su solución pasa por establecer criterios objetivos para decidir si pueden pasar bicicletas o no. En concreto, el Centro de Estudios Ambientales de Vitoria CEA y el Ayuntamiento, basándose en el criterio de la asociación ciclista holandesa Fietsberaad, midieron la cantidad de personas que pasan a pie por hora y metro lineal de sección de calle. Según el Fietsberaad, en virtud del tránsito peatonal,

  • Por debajo de 100 personas por hora y metro lineal de calle, la convivencia es posible entre peatones y personas usuarias de bicicleta
  • Por encima de 100 personas por hora y metro, empiezan a aparecer problemas de convivencia
  • Entre 160 y 200 personas por hora, el Fietsberaad recomienda establecer una banda separada para las bicicletas dentro de la calle peatonal, aunque la convivencia es factible,
  • Y por encima de 200 personas por hora, estiman inviable compartir espacio entre peatones y bicicletas

De esta forma, por la gran cantidad de peatones que disfruta las zonas peatonales, para evitar crear conflictos, y tras medición de la cantidad de peatones, en Vitoria se prohibió en 2014 el paso de bicicletas por algunas zonas peatonales en los horarios de mayor afluencia.

Otra de las alternativas que nos han sugerido algunos comerciantes ha sido el uso del bulevar central de Avda. de la Paz para los trayectos ciclistas. Actualmente, esta es también una zona de tránsito exclusivamente peatonal, y desde Logroño Andando entendemos que para lograr un paso del uso de coche al de bicicleta, el espacio destinado a las bicicletas debe sustraerse al del coche, no al del peatón.

La última foto que tenemos del Bulevar de Avenida de la Paz.

No hemos podido efectuar mediciones, pero nuestra impresión es que en horas punta, el tránsito de peatones es superior a las 200 personas a pie citadas en todas las alternativas actualmente peatonales. Por tanto, las alternativas propuestas por Calvo Sotelo o por el Bulevar de Avenida de la Paz presentarán importantes molestias a los peatones, o bien necesitarán de restricciones en el uso de bicicletas para evitarlas.

Desde Logroño Andando entendemos que el eje ciclista es positivo y necesario para que en la ciudad pueda reducirse el uso de coche privado y pasar a un mayor uso de bicicleta. Pero no podemos permitir como colectivo peatonal que este eje comience a molestar a los peatones de una zona ya peatonal, ni detraer espacio de los peatones, ni mucho menos plantear un eje ciclista de gran capacidad que luego tenga que tener restricciones horarias – porque entonces no valdría para gran cosa.

Actualizamos esta entrada con nuestros comentarios para mejorar el proyecto desde el punto de vista del uso y disfrute peatonal, y otras consideraciones.

Estudio ACTIVID sobre actividad física y salud mental durante la pandemia

El equipo de investigación ACTIVID perteneciente al instituto de investigación IS Global ha lanzado el estudio ACTIVID sobre el impacto de la pandemia en la actividad física y la salud mental. Desde ACTIVID nos solicitan colaboración voluntaria en el estudio. Más abajo incluimos enlace a la encuesta y más detalles.

El estudio estará activo hasta el 31 de diciembre de 2020.


El 14 de marzo, el Gobierno español emitió las directrices para limitar la propagación de COVID-19 en las que ordenó a los ciudadanos españoles que se refugiaran en el lugar, y que sólo salieran de sus casas para hacer las compras esenciales o recibir atención médica, que cerraran temporalmente todos los centros educativos (escuelas, institutos, universidades) y lugares de trabajo (además de los que ofrecieran compras esenciales o atención médica) y que mantuvieran el distanciamiento social mientras estuvieran en la calle.

Las estrictas medidas de cierre y distanciamiento físico pueden haber causado una importante reducción de la actividad física durante el período de reclusión y haber dado lugar a un aumento de la mortalidad prematura. De hecho, algunos estudios sugieren que las poblaciones han reducido sus niveles de ejercicio físico en un 20-30%. Sin embargo, siguen sin conocerse los efectos de esos cambios en la participación en la actividad física.

Además, durante esta crisis de salud pública, las preocupaciones de salud mental como la ansiedad pueden haber aumentado ante la incertidumbre. Las investigaciones anteriores indican que la actividad física se asocia con un aumento agudo de los efectos positivos, mientras que el abandono de la actividad física crónica se correlaciona con cambios negativos en el estado de ánimo y el bienestar general.

Por lo tanto, el propósito del estudio ACTIVID es investigar el impacto de las medidas de COVID-19 sobre los niveles de actividad física, la salud mental y las conductas relacionadas en los adultos que viven en España. El objetivo específico es evaluar cómo las medidas de crisis de COVID-19 han afectado a la actividad física, la salud mental y las conductas relacionadas de la población española.

Este estudio sigue un diseño longitudinal utilizando una muestra de conveniencia de hasta 2.000 adultos españoles para examinar los efectos de la pandemia COVID-19 en la actividad física y la salud mental. Los participantes completarán un cuestionario de base y un cuestionario de seguimiento mensual durante 6 meses. También se invitará a los participantes que posean un dispositivo portátil de Garmin a compartir sus datos sobre los niveles de actividad física.

Para participar en el estudio ACTIVID puedes comenzar con su encuesta, disponible online.

10 mitos sobre movilidad urbana (5/10): prohibir los coches es la solución

Seguimos la serie de los diez mitos sobre movilidad urbana de Màrius Navazo, geógrafo, publicados originalmente en el blog La Ciudad Viva. Puedes encontrarlo en la web de Gea21 o leer el resto de artículos de la serie:


A veces, para desacreditar a aquellos que queremos reducir la presencia y velocidad de los automóviles, hay quién afirma que lo que queremos es prohibir los coches. Estas voces dan vida al mito según el cual acabar con el coche es el único camino de futuro. Todo un mito -que difícilmente nadie se cree- creado seguramente para ridiculizar una apuesta de cambio.

Ilustración: Ricard Efa (http://gmbtz.blogspot.com)

Prohibir el coche significaría que en la red viaria otorgamos a los coches cero capacidad y cero accesbilidad, escenario más que burdo y poco creíble. Esto seria lo que, en palabras más técnicas, vendría a decir el mito que encabeza este post. Sin embargo, el reto actual no es eliminar los coches. Tal y como ya se expuso en un post anterior, el principal reto actual consiste en conseguir que haya un número de automóviles en circulación que permita que el coche aporte al sistema de transportes sus virtudes, sin sobrepasar aquel umbral de coches a partir del cuál éste se vuelve ineficaz (por las congestiones que fácilmente origina) y a partir del cual sus impactos negativos se expresan con fuerza (en términos de inseguridad vial, contaminación, etc.). Y para no sobrepasar el mencionado umbral es necesario, entre otros aspectos, otorgar a la red vial de coches una baja capacidad y accesibilidad-que no cero.

En relación a la capacidad hay que señalar que, aunque durante muchos años los planificadores han estado obsesionados por augmentar la capacidad de la red viaria para los coches, ¿cuál es el motivo para querer ofrecer una alta capacidad? En entornos de elevada demanda de movilidad, el coche no puede canalizar los flujos de manera eficiente y es necesario apostar por los modos que no congestionan fácilmente sus propias infraestructuras; por lo tanto, se debe destinar poco espacio del viario al coche, y la mayoría del espacio debe destinarse a conseguir que los otros modos sean fiables en tiempo, seguros y confortables. Y, en el escenario opuesto, en entornos de baja demanda de movilidad, no es necesario diseñar un viario con alta capacidad para el coche, precisamente por la baja demanda de movilidad. Por lo tanto, en ambos casos, es innecesario e indeseable otorgar una gran capacidad para los coches en el viario.

En relación a la accesibilidad, fundamentalmente debemos dejar de planificar redes de calles isótropas para el tráfico de coches, y jerarquizar el viario para que sólo una minoría de las calles canalicen los principales flujos de coches. Sería la idea que Collin Buchanan ya expuso en los años 60 en sus obra Traffic in towns y que aún cuesta de ver implementada en nuestras ciudades. Esta idea base para la moderación del tráfico no significa prohibir la circulación de coches, sino modificar los itinerarios por dónde éstos circulan, dejándonos de preocupar porque siempre sean los caminos más cortos posibles. Por lo tanto, reducir la accesibilidad del coche en la trama urbana no significa prohibir el acceso a los vehículos de carga y descarga, emergencia, personas con movilidad reducida, ni tampoco a cualquier otro automóvil. ¿Y cuántas veces no se ataca a las propuestas para volver las calles más habitables afirmando que la gente no va a poder llegar a sus casas en coche? ¡¡¡O que no van a poder entrar las ambulancias o los bomberos!!! Tamaña insensatez se sigue oyendo de boca de técnicos una y otra vez ante propuestas de cambio, resultando demasiado a menudo un obstáculo a los procesos de transformación.

Debemos pasar del escenario de la izquierda, donde los itinerarios para coches disfrutan de una gran accesibilidad y acostumbran a seguir el camino más corto, al escenario de la derecha, donde se reduce la accesibilidad en coche. Como el espacio público es finito, y lo que se da a unos es en detrimento de otros (y viceversa), la principal virtud de este cambio es que nos permite que sean los modos más sostembles los que aumenten su accesibilidad y reduzcan las distancias recorridas. Fuente: www.copenhagenize.com

En definitiva, prohibir la circulación de coches sería una receta muy simplona en comparación con la complejidad que requiere volver compatible el coche con la vida urbana, sin expulsar o erosionar significativamente fenómenos que deberían ser eminentemente urbanos y definidores del hecho urbano: niños jugando en las calles, gente charlando, vecinos tomando el fresco, etc.

Pero para ello no solo es necesario rebajar la capacidad y la accesibilidad de los coches en la red viaria, sino que también es necesario que las calles se diseñen otorgando al coche el papel de invitado del espacio público, evitando fomentar el papel de anfitrión que se le ha estado dando repetidamente [1].

El coche como invitado. A diferencia de la mayoría de nuestras calles, en una calle como ésta (Groninga, Países Bajos) el coche no es el anfitrión del espacio público ni expulsa el resto de funciones urbanas. Contrariamente, se adapta a ellas. Existen múltiples diseños (más baratos o más caros) para conseguirlo, y éste es tan solo un ejemplo. Foto: Alfonso Sanz.

En conclusión, en el post anterior afirmamos que la solución a las problemáticas urbanas relacionadas con la movilidad exigían reducir el número y la velocidad de coches en circulación. Reduciendo la capacidad se reduce el número de coches en circulación -aspecto en el que centraremos la atención en el próximo post. Reduciendo la accesibilidad con esquemas como los propuestos por la moderaci6n del trafico y diseñando las calles para que el coche sea más un invitado que un anfitrión se consigue reducir las velocidades de circulación. Y estas medidas poco tienen que ver con la burda idea de hacer desaparecer los coches de nuestros pueblos y ciudades.

[1] Véase NAVAZO, M. (2012) «El cotxe a la ciutat: d’amfitrio a convidat», en Documents de Treball, Serie Medi Ambient n° 6 «Mobilitat Tova», Diputació de Barcelona. Descarga en: http://www.gea21.com/download/1674/

[Artículo publicado originalmente el 2014 en la web «La Ciudad Viva», actualmente desaparecida]


La serie continúa: mito 6/10 sobre movilidad urbana: no hay más demanda para los modos sostenibles.

La Coordinadora Peatonal ANDANDO se reúne con la Sec. Gral. de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana por la futura Ley de Movilidad Sostenible

Nos hacemos eco de la nota de prensa de la Coordinadora Peatonal Andando al respecto de la reunión mantenida ayer en Madrid.

En la actualidad el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana está redactando la futura Ley de Movilidad Sostenible sin casi tener en cuenta la tipología de movilidad que menos emisiones emite, la más utilizada en urbe y que representa el 50% del total de los recorridos diarios: ir a pie.

Sin embargo, en las mesas de negociación siempre cuentan con la industria del motor, siendo la que más contamina de todos los tipos de movilidad, y que tiene lugar desde el momento de la fabricación hasta el desguace, incluyendo los motores eléctricos con sus baterías de litio, imposibles de reciclar.

Tras una carta dirigida por Andando y la Red de Ciudades que Caminan al Ministro José Luis Ábalos, ayer, 14 de septiembre de 2020 ha tenido lugar una reunión con la Secretaría General de Transportes y Movilidad Dª. María José Rallo y las dos entidades peatonales. Como no se trataba de una reunión de trabajo, sino de un encuentro para trasladar nuestra preocupación, hemos aprovechado la ocasión para recordar que el deber de la Administración pública es velar por los intereses de todos los ciudadanos.

En la reunión hemos expuesto que los peatones nos sentimos completamente abandonados; no estamos entre los actores consultados para la elaboración de esta ley, y la mención que se hace de nosotros en el borrador ocupa un lugar testimonial, por no decir nulo, mientras que la pirámide de movilidad sostenible implica que la movilidad principal es la peatonal. Hemos señalado que el borrador del anteproyecto de Ley está enfocado básicamente en el Transporte, obviando la movilidad activa en general y al peatón en particular.

Se plantean subvenciones, financiación e inversiones para promover transporte y vehículos de bajas emisiones,  energías renovables y digitalización y automatización del transporte.

Sin embargo, no parece haber ningún gasto previsto en movilidad peatonal,  la más económica y de emisiones 0, tan solo se habla de “concienciación y formación” como si todo dependiera de la voluntad individual y un poco de participación ciudadana.

También aprovechamos la oportunidad para recalcar que los proyectos de financiación, subvenciones y ayudas van más dirigidos al sector del automóvil que al peatón.

Esta discriminación continuada a favor del tráfico motorizado con respecto al peatón conlleva un resultado paradójico: La calzada es más accesible que las aceras, los motorizados gozan de mayor comodidad a la hora de moverse que las personas, dando pie a una vulneración de uno de los principios básicos de nuestra Constitución, que hemos citado en la reunión: en el artículo 14 encontramos su formulación “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.” Y que se desarrolla en la legislación de Accesibilidad Universal.

Además hemos recordado que las Administraciones públicas han de velar por el interés general (según el artículo 13.1 de la Constitución) y por el bienestar de las personas y señalado su deber de coordinar políticas. Justamente, eso es lo que Andando reclama al Ministerio, que vele por los derechos de todos los ciudadanos y no por intereses de un lobby económico, y que además coordine políticas a favor del peatón junto con las otras administraciones territoriales.

Mientras que los peatones somos el 100% de las personas, las inversiones del ministerio se dirigen principalmente a infraestructuras para el automóvil, que a día de hoy no es una persona jurídica con derechos, vulnerando así el deber de velar por el interés general.

Es por ello que los peatones exigimos al Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana que cumplan con la Constitución, y con la legislación en materia de accesibilidad, para que se nos garantice nuestro derecho a disfrutar de la ciudad en condiciones seguras y saludables.

Necesitamos que se devuelva el espacio público a las personas, que a día de hoy se le dedica sólo entre un 20 y 30% de las urbes.

La Secretaria se comprometió a valorar las aportaciones que Andando y su equipo elaboren para dar más voz a los peatones en la futura Ley.

10 mitos sobre movilidad urbana (4/10): las nuevas tecnologías son la solución

Seguimos la serie de los diez mitos sobre movilidad urbana de Màrius Navazo, geógrafo, publicados originalmente en el blog La Ciudad Viva. Puedes encontrarlo en la web de Gea21 o leer el resto de artículos de la serie:


Los problemas urbanos contemporáneos en los que la movilidad tiene una incidencia directa son más que conocidos: inseguridad vial, sedentarismo, calidad del aire, calidad acústica, consumo energético y emisiones de gases de efecto invernadero, principalmente. La voluntad de querer solucionar estos problemas no es un capricho de algunos, sino que los umbrales máximos que debemos garantizar de accidentes, emisiones o niveles de ruido están establecidos por nuestro marco legal vigente.

Pero además de estos retos reconocidos por el marco legal, podríamos añadir otros retos aún no suficientemente recogidos en la normativa, aunque no por eso menos acuciantes: recuperar la autonomía en los desplazamientos (tanto de los niños y ancianos que hoy son acompañados por miedo a las calles, como de los adultos que deben convertirse en meros acompañantes), mejorar los vínculos emotivos de las personas con el entorno urbano o aumentar el atractivo de la ciudad compacta frente la ciudad difusa, por citar algunos.

Todos estos son los problemas urbanos en los que la planificación de la movilidad debe fijarse. Y, demasiado a menudo, se pretende dar respuesta a estos problemas urbanos fundamentalmente en base a la aplicación de las nuevas tecnologías o con la fe puesta en futuros desarrollos tecnológicos. Así es como entran en escena coches eléctricos, pavimentos sonoreductores, sensores y aplicativos para conocer a tiempo real la existencia de plazas libres de aparcamiento, semáforos computarizados para reducir la congestión vial, nuevos filtros para tubos de escape, combustiles «ecofriendly»…y un sin fin de chismes y artefactos para no dormir.

Bienvenidos sean todos ellos -unos más que otros. Pero siempre y cuando las hojas no nos impidan ver el bosque. Y el bosque es el conjunto de retos planteados al inicio; todos ellos. Por lo tanto, no tendría que hacer falta decir que todas estas nuevas tecnologías pueden mejorar algunas de las problemáticas citadas, pero no todas ellas. El coche eléctrico podrá tener algunas virtudes; pero provocará los mismos accidentes, ocasionará los mismos niveles de miedo y sedentarización en la población, y restará atractivo a la ciudad como lugar para ser habitado de la misma manera que lo hace el coche de gasolina. E igualmente podríamos ir diciendo del resto de inventos tecnológicos.

Claramente, la única receta que consigue mejorar todas las problemáticas urbanas relacionadas con la movilidad es mucho menos compleja que todos estos nuevos artilugios, tiene poco de novedosa y resulta ser de un sentido común abrumador: es necesario reducir el número y la velocidad de los coches en circulación.

Ilustración: Ricard Efa (http://gmbtz.blogspot.com)

Esto sí que tiene el potencial de cambiar radicalmente el escenario urbano y solucionar el conjunto de los retos planteados. Y no conlleva la pérdida de calidad de vida, como algunos dirán -imbuidos bajo algún que otro mito. Contrariamente, esta receta conlleva un necesario trasvase modal hacia los modos de transporte que ahorran tiempo, accidentes y contaminación; es decir, todo aquello que podemos fácilmente asociar con una mayor calidad de vida.

Reconozcamos que el mero acto de comprar algo más nuevo que ha aparecido en el mercado es un acto ordinario en nuestra sociedad de consumo. Y pensar que un acto ordinario es la clave para solucionar grandes retos es esperar demasiado del simple acto de extender un abultado cheque para adquirir un nuevo invento. Contrariamente, la solución pasa por algo que exige más valentía política y social que el acto de comprar. Porque todos sabemos que acabar con el uso abusivo del coche es una tarea que necesita de una firme decisión colectiva, más que de grandes créditos bancarios para nuevas adquisiciones e inversiones.

Así que bienvenidas las nuevas tecnologías. Pero siempre y cuando tengamos por objetivo reducir significativamente los desplazamientos en coche. Tampoco el aumento de la ratio de ocupación de los coches puede substituir el objetivo de reducir el número y la velocidad de los coches en circulación. Si bien por norma general es deseable que los vehículos motorizados optimicen su capacidad máxima de transportar personas, el incremento de la ratio de ocupación de los coches no es un objetivo capital. Aún menos si tenemos en cuenta que las ratios podrían incrementarse a costa de antiguos peatones o usuarios del transporte colectivo. Por lo tanto, solo sería interesante si se incrementara la ratio por agrupación de antiguos conductores en un único vehiculo, porque esto si que podría conducir -aunque no necesariamente- a alcanzar el objetivo primordial de reducción de los coches en circulación.

En definitiva, no parece que nos moleste mucho que las administraciones se gasten grandes cantidades de dinero en meros parches tecnológicos, olvidándose de los problemas en su globalidad y permitiendo que las nuevas tecnologías se hayan rápidamente mitificado como si de una panacea se trataran. Pero no tendría que hacer falta andar mucho camino entre microchips, wifis y catalizadores para ver que no se trata tanto de una cuestión de que nos falta sino de que nos sobra.

[Màrius Navazo; artículo publicado originalmente el 2014 en la web «La Ciudad Viva», actualmente desaparecida]


La serie continúa: 10 mitos sobre movilidad urbana (5/10): prohibir los coches es la solución

10 mitos sobre movilidad urbana (3/10): el coche es el más rápido

Seguimos la serie de los diez mitos sobre movilidad urbana de Màrius Navazo, geógrafo, publicados originalmente en el blog La Ciudad Viva. Puedes encontrarlo en la web de Gea21 o leer el resto de artículos de la serie:


El coche en ciudad es un vehículo muy lento. Solo hay que seguir anualmente los resultados de las carreras urbanas del transporte que organiza la Asociación para la Promoción del Transporte Público de Barcelona, dónde se observa que el coche en muchos casos es más lento que la mayoría del resto de modos, siendo los patinadores, las bicicletas y las motocicletas las que generalmente llegan primeras. De hecho, en algunos trayectos el coche se clasifica en última posición, lo que quiere decir que llega ¡¡¡por detrás del peatón!!! Y esto no solo sucede en Barcelona ciudad (2.000.000 habitantes), sino que se agudiza en ciudades de menor tamaño como Hospitalet de Llobregat (400.000 habitantes) o Sabadell (200.000 habitantes).

Ilustración: Ricard Efa (http://gmbtz.blogspot.com)

Pero, ¿por qué el coche no es el mas rápido? Seguramente por tres motivos.

El primero de ellos es sobradamente conocido por los conductores de las grandes ciudades: porque después de circular es necesario destinar un tiempo (a veces muy significativo) para encontrar aparcamiento.

El segundo de ellos resulta menos intuitivo para los conductores, pero probablemente familiar para muchos ciclistas urbanos: el coche no es el más rápido por culpa de los semáforos. Aunque las carreras urbanas del transporte mencionadas más arriba se realizan exigiendo el cumplimiento de los semáforos, los ciclistas urbanos que se saltan los semáforos habrán experimentado que su fluir pausado pero constante les hace más veloces que el rápido, pero inconstante, circular de los coches. Como ya se desarrollé extensamente en otro post, los semáforos son necesarios si se quieren permitir velocidades elevadas de circulación (30-50km/h); pero la absurdez de los semáforos radica en el hecho de que su propia existencia alarga los tiempos de desplazamiento, hasta el extremo que puede fácilmente resultar que el tiempo de espera en los semáforos sea superior al tiempo «ahorrado» mientras se corre a gran velocidad; por eso si las bicicletas se saltan los semáforos resultan mas veloces que los coches.

Y el tercer motivo es el de mayor sentido común, pero el que parece que más cueste de ver: el coche no es el más rápido porque es el modo que más rápidamente queda afectado por las congestiones que tan fácilmente él mismo origina. Es una peculiaridad casi exclusiva de este modo de transporte, porque el resto de modos necesitan unas demandas elevadísimas para llegar a congestionar sus propias infraestructuras. En cambio, con pocos coches en circulación se congestionan rotondas, intersecciones semaforizadas, carriles de giro a la izquierda, scalextrics y hasta grandes infraestructuras que suponen grandes inversiones económicas y un elevado consumo de suelo. Por lo tanto, debería ir siendo hora que reconociéramos que el coche es un gran invento del siglo XX, pero siempre y cuando haya pocos coches en circulación. Sobrepasado un determinado umbral, las grandes virtudes del coche se desvanecen (como puede ser cubrir los trayectos dónde el transporte colectivo no resulta rentable ni social ni ambientalmente, mejorar la calidad de vida de las personas con movilidad reducida, prestar servicio en el transporte de mercancías personales, ofrecer la posibilidad de desplazarse en horas intempestivas, posibilitar un trayecto puerta a puerta, etc.) y se manifiestan con fuerza sus impactos negativos (pérdidas de tiempo, inseguridad vial, contaminación acústica y del aire, consumo energético, etc.). Por esto, debería ser un objetivo primordial de los planificadores urbanos no sobrepasar el mencionado umbral de uso del coche. Esta idea se desarrollo más ampliamente en este post anterior.

En cualquier caso, y retomando el hilo sobre la velocidad de los coches, seguramente nos pensamos que el coche es el más rápido porque nos dejamos deslumbrar por su velocidad punta. Es decir, como sabemos que puede circular a grandes velocidades (aunque legalmente solo podría circular a 50 km/h en ámbitos urbanos), directamente inducimos que su velocidad media (puerta a puerta) es también la más rápida. Pero esta conclusión es pura ilusión; puro mito, tal y como demuestran las carreras urbanas del transporte y la experiencia cotidiana de muchas personas.

Por no decir que, si midiéramos la velocidad desde un enfoque holístico, las conclusiones sobre la movilidad basada en el coche aún salen más perjudicadas. Baste leer, para acabar, las reveladoras palabras de Ivan Illich en su obra del año 1974 Energia y equidad:

El americano típico consagra mas de 1.600 horas por año a su automóvil: sentado dentro de él, en marcha o parado, trabajando para pagarlo, para pagar la gasolina, las llantas, los peajes, el seguro, las infracciones y los impuestos para las carreteras federales y los estacionamientos comunales. Le consagra cuatro horas al día en las que se sirve de él, se ocupa de él o trabaja para él (..) Pero si nos preguntamos de qué manera estas 1.600 horas contribuyen a su circulación, la situación se ve diferente. Estas 1.600 horas le sirven para hacer unos 10.000 km de camino, o sea 6 km en una hora. Es exactamente lo mismo que alcanzan los hombres en los países que no tienen industria del transporte. Pero, mientras el norteamericano consagra a la circulación una cuarta parte del tiempo social disponible, en las sociedades no motorizadas se destina a este fin entre el 3 y 8 por ciento del tiempo social. Lo que diferencia la circulación en un país rico y en un país pobre no es una mayor eficacia, sino la obligación de consumir en dosis altas las energías condicionadas por la industria del transporte.

[Màrius Navazo; artículo publicado originalmente el 2014 en la web «La Ciudad Viva», actualmente desaparecida]


La serie continúa: 10 mitos sobre movilidad urbana (4/10): las nuevas tecnologías son la solución.

Visitas guiadas por el arte urbano de Logroño – verano 2020

El grafitero Rombillos nos dará una serie de paseos por el arte urbano de Logroño, los días jueves 16 de julio, viernes 24 de julio y sábado 1 de agosto de 2020, a las 19.30 horas. Salida de la sala Amós Salvador, en C/ Once de Junio.

Aforo limitado: inscripción previa obligatoria en el mail salaamossalvador@logro-o.org

10 mitos sobre movilidad urbana (2/10): el derecho a aparcar

Seguimos la serie de los diez mitos sobre movilidad urbana de Màrius Navazo, geógrafo, publicados originalmente en el blog La Ciudad Viva. Puedes encontrarlo en la web de Gea21 o leer el primer artículo de la serie mito 1/10 sobre movilidad urbana: el derecho a ir en coche.


Toda persona que haya conducido alguna vez sabe cuán apetecible y deseado resulta encontrar un sitio dónde aparcar el coche. Y cuán dichoso se siente uno si la suerte le sonríe y lo encuentra justo delante de dónde quería ir. De hecho, cuando conducimos, deseamos con tanta intensidad encontrar un sitio para dejar nuestro vehiculo que fácilmente nos enfadamos si no lo encontramos; y rápidamente exigimos el derecho a poderlo aparcar y comenzamos a tirar culpas a diestro y siniestro: el ayuntamiento debería haber construido un gran aparcamiento ya hace anos, en ese solar de ahí cabrían unos coches más (sin pensar, evidentemente, que también cabrían unas plantas y unas canastas de básquet más), etc.

Pero si nos situamos fuera de la impaciencia y el enfado, el sentido común debería hacernos ver que es imposible asegurar que delante de cada destino exista una plaza de aparcamiento libre, esperándonos disponible por si quisiéramos ir y, para acabarlo de rematar, gratuita.

Sorprendentemente, sin embargo, esto es lo que han intentado y aún intentan tantos profesionales y sus respectivos manuales de diseño del viario. Y es que, como ya expusimos en el post anterior sobre el derecho a ir en coche, el aparcamiento tiene más de privilegio que de derecho. No repetiremos de nuevo los mismos argumentos porque servirían por igual. Además, si ya argumentamos que circular en coche es un privilegio, sería asombroso que el aparcamiento sí que fuera un derecho.

Ilustración: Ricard Efa (http://gmbtz.blogspot.com)

Por otra parte, ¿que querría decir el derecho al aparcamiento? ¿Derecho a aparcar sólo en origen (es decir, donde uno vive)? ¿Aunque se tengan que destinar las calles para garantizar dicho derecho en caso de que no haya suficientes plazas en garajes? ¿Derecho también a aparcar allá dónde uno quiere que vaya? ¿derecho a aparcar justo delante de dónde vas? ¿O se acepta un radio de 5-10 minutos a pie? ¿y de forma gratuita o se acepta que sea pagando?

En cualquier caso, mas allá de apuntar algunos interrogantes sobre la absurdidad de haber interiorizado un derecho irrealizable, aquí queríamos aprovechar para centrar la atención en el aparcamiento en las calles, dado que estas resultan ser un recurso colectivo, natural, finito y escaso. En este sentido, es necesario subrayar que el uso para provecho individual -y en detrimento de los demás- de un recurso colectivo difícilmente puede elevarse a la categoría de derecho. Y aún menos, puede exigirse que este provecho particular se consiga de forma gratuita, simplemente por el mero acontecimiento de ser el primero que ha llegado cuando la plaza de aparcamiento estaba libre.

De hecho, ¿que ocupación del suelo para fines particulares no está tarificada o regulada? Las terrazas de bares pagan su correspondientes tributos; los terrenos agrícolas y forestales se arriendan o se poseen (individual o comunalmente); las viviendas se compran o se alquilan…Y, sin embargo, el aparcamiento en la calle se exige como el único uso de cupación privada de un espacio de forma gratuita.  ¿Exigiremos antes una «vivienda» gratuita para nuestro coche que una vivienda para nosotros mismos?¿Aunque esta segunda sea un derecho constitucional y no lo sea la primera? Y obsérvese que, en nuestra sociedad, el consumo de bienes naturales y finitos siempre está tarifado. ¡Hasta el agua y la comida, que más que derechos son bienes de primera necesidad!

Ahora bien, aunque aparcar en la calle resulte ser una actividad de provecho particular en detrimento del uso que pudieran hacer los demás, y aunque circular en coche tenga más de privilegio que de derecho, esto no quiere decir que debamos eliminar todo aparcamiento de las calles. Contrariamente, puede haber aparcamientos porque aportan grandes beneficios al sistema de transportes, donde el coche debe jugar su papel. Pero esto no quiere decir ni que deba haber muchos, ni que tengan que ser gratuitos indefinidamente. Un post anterior que titulé ”¿Aparcamiento gratis? No gracias” ahonda precisamente en esta cuestión.

En definitiva, lo que se ha pretendido mostrar en este post es que cuando nos enfadamos ante la imposibilidad de aparcar deberíamos reconocer que nos crispamos por no ser los privilegiados, los elegidos del día. Pero, por más rabia que dé, no podemos enojarnos porque no nos toque la lotería…Contrariamente, una vez encontramos un aparcamiento libre deberíamos estar agradecidos porque otro no lo ha ocupado, y doblemente agradecidos si la sociedad nos lo ofrece gratuitamente.

Y como planificadores, deberíamos mejorar la eficiencia de nuestro sistema de transportes e ir acabando con la política de aparcamiento parecida al juego del «sigue rascando» para conseguir el premio, y apostar por un sistema que pretenda garantizar que existen plazas de aparcamiento libres cuando uno las necesita. Y de paso, tampoco estaría mal ir dejando de lado el mito sobre el derecho al aparcamiento, que tantas veces nos ha llevado a llenar de aparcamientos los pueblos y ciudades pensando que «cuántos más, mejor», siempre tratando de dar respuesta a un hipotético derecho de barro.

[Màrius Navazo – Artículo publicado originalmente en 2014 en la web «La Ciudad Viva», actualmente desaparecida]


La serie continúa: 10 mitos sobre movilidad urbana (3/10): el coche es el más rápido.

10 mitos sobre movilidad urbana (1/10): el derecho a ir en coche

Reproducimos con autorización una serie de artículos de Màrius Navazo, geógrafo, con 10 interesantes mitos sobre movilidad urbana. Se publicaron originalmente en el blog La Ciudad Viva, ahora desaparecido, y pueden encontrarse también en la web de Gea21, donde trabaja.


Mito 1/10: el derecho a ir en coche

¿Cuántas veces como planificadores no habremos afirmado que la gente tiene que poder llegar en coche hasta la guardería a recoger a sus hijos o hasta tal tienda para comprar? ¿Cuántas veces no habremos oído sobre la imposibilidad de suprimir plazas de aparcamiento en una calle porque la gente tiene que poder seguir llegando en coche hasta ahí? En definitiva, ¿cuántas veces no hemos asumido implícitamente el derecho a ir en coche a todas partes?

Pero ¿existe realmente ese derecho? Si así fuera, lo primero sería identificarlo en algún texto normativo. Sin embargo, no encontraremos en ningún estatuto autonómico, ni en la Constitución Española, ni en ninguna Convención Europea ni Declaración de las Naciones Unidas que se hable de tal derecho. Por lo tanto, por mucho que demasiado a menudo se dé por sentado que exista, debemos clarificar que se trata de un derecho inexistente.

derecho a circular
Ilustración: Ricard Efa (http://gmbtz.blogspot.com)

Más concretamente, el hecho de circular en coche constituye por sí mismo algo más parecido a un privilegio que a un derecho. Y por lo tanto, desde la planificación urbana también debería tratarse más bien como un privilegio que no como un derecho.

En palabras del Diccionario de María Moliner, un privilegio se define como la posibilidad de hacer o tener algo que a los demás les está prohibido o vedado, que tiene una persona por cierta circunstancia propia o por concesión de un superior. Así pues, esta definición aporta dos aspectos clave para afirmar que circular en coche constituye un privilegio: por un lado, circular en coche está prohibido o vedado a los demás porque no hay sitio para que todas las personas circulen en coche. Si todos decidiéramos salir de casa en coche no podríamos ni salir de la puerta del garaje. O dicho de otra manera: se conduce gracias a todos los que no conducen. Y, en segundo lugar, circular es un privilegio que tiene una persona por cierta circunstancia propia. En concreto, para conducir no se pueden tener determinadas discapacidades físicas ni mentales, deben tenerse más de 18 años, ser un ciudadano «con papeles» y también con permiso de conducción, así como disponer de los recursos económicos o la suerte para acceder a un coche de manera cotidiana. Por lo tanto, la conducción de un coche está lejos de ser un derecho universal a diferencia de la marcha a pie, en bicicleta, o el gran potencial que puede ofrecer el transporte colectivo.

En definitiva, si de derechos queremos hablar, únicamente podríamos hablar del derecho a llegar a los sitios. Es decir, el derecho a la accesibilidad. Ciertamente, tampoco es un derecho que se reconozca explícitamente en ningún texto legal pero se estará fácilmente de acuerdo que tal derecho subyace al derecho a una vivienda, al trabajo, a la educación, etc. Es decir, si tenemos todos estos derechos, necesariamente tenemos también el derecho a poder llegar hasta nuestra casa, trabajo, escuela, etc.

Obsérvese que el derecho del que hablamos no hace referencia a moverse en el modo de transporte que a uno se le antoje, sino que estamos hablando del derecho a llegar a las actividades localizadas sobre el territorio. De hecho, aquello que verdaderamente nos interesa a las personas no es el desplazamiento en sí mismo, ni en qué modo de transporte lo hacemos. Aquello que mayoritariamente nos interesa es llegar ahí donde necesitamos ir (a visitar a nuestra familia, amigos, al trabajo, cine, etc.); y que lo podamos hacer en poco tiempo y de manera confortable y segura. Y esto es calidad de vida. ¿O es que hay alguien que preferiría destinar 40 minutos para llegar hasta un bien deseado si lo pudiera hacer únicamente en 10 minutos?

Por lo tanto, el derecho a la accesibilidad nos hablaría de garantizar que todas las personas (indistintamente de sus circunstancias) pudiesen llegar a los bienes y servicios del territorio de manera confortable y segura, y destinando el menor tiempo posible. Y para avanzar hacia tal derecho deberíamos preocupamos por perseguir un urbanismo y una ordenación del territorio que fomentara la proximidad, permitiendo reducir la necesidad de desplazamientos motorizados y sacando partido a la autonomía humana y los modos no motorizados. Este es el mejor camino para garantizar el derecho a la accesibilidad y asegurar una elevada calidad de vida a las personas.

De hecho, desde una perspectiva sostenibilista deberíamos cuestionamos un interrogante fundamental: ¿podrían ser semblantes (en tiempo) un modelo territorial basado en la lejanía y la rapidez de los desplazamientos (autovías, trenes regionales de alta velocidad, etc.) y un modelo basado en la proximidad y la lentitud de los trayectos (fundamentalmente a pie y en bicicleta)? Puesto que si así fuera, el segundo modelo ofrece muchas más ventajas que el primero en términos de consumo energético, accidentalidad, sedentarismo, contaminación, etc.

En cualquier caso, y para acabar, reconozcamos que un urbanismo y territorio planificado para el coche no sólo arrincona por completo la autonomía humana -aquella que nos hace a todos iguales-, sino que se asienta en un falso mito sobre un derecho que nunca va a poder ser tal ¡Ni que los coches se propulsen con energía solar!

[Màrius Navazo – Artículo publicado originalmente el viernes 5 de septiembre de 2014 en la web «La Ciudad Viva», actualmente desaparecida]


La serie continúa: 10 mitos sobre movilidad urbana (2/10): el derecho a aparcar.

Propuesta de vías ciclistas provisionales

Desde Logroño Andando vemos con satisfacción las actuaciones del Ayuntamiento para ganar espacio peatonal y permitir que se puedan guardar las distancias en nuestras calles, como las peatonalizaciones provisionales de Guardia Civil (que solicitamos en agosto de 2019) o Poniente y la ganancia de espacio en República Argentina, Fundición o Gonzalo de Berceo.

La bicicleta es un medio de transporte con notables beneficios para la sociedad y conviene estimular su uso. Para lograr este fin, proponemos la creación de una red ciclista segura que acabe con el uso de bicicleta por las aceras, tan molesto para el disfrute peatonal. En esta línea, una de las demandas que también realizamos en agosto de 2019 era la bajada de los carriles bici a las calzadas, para preservar las aceras y zonas peatonales como espacios de estancia y paso peatonal.

El VMP también es un vehículo interesante, pero la nueva normativa de VMP (a la que presentamos alegaciones en febrero) restringe su uso a «calles de un solo carril por sentido y por carriles 30», por lo que la red utilizable en VMP presenta numerosas discontinuidades en Logroño.

Si queremos que se pueda extender el uso seguro de bicicleta y VMP sin molestias peatonales, en Logroño debe generarse una red de vías ciclistas seguras que incluya vías segregadas (carril bici) en las grandes avenidas y vías compartidas en las interiores. Desde Logroño Andando entendemos que este objetivo no es factible a corto plazo, por razones técnicas y de coste, y que es necesaria una solución urgente que pueda implantarse en los próximos meses.

Así, desde Logroño Andando proponemos crear carriles bici de forma rápida para conectar los Barrios de Los Lirios, El Cubo y Yagüe con el centro urbano. Para el resto de la ciudad, proponemos complementar esta red, de forma temporal con una red de ciclocarriles, limitada a 30 km/H, que además permitirá dar conectividad a los trayectos que se realicen en VMP. A futuro, esta red podrá ir completándose para generar una red ciclista conexa, directa, atractiva, segura y cómoda, al igual que la red peatonal.

Adjuntamos la solicitud que hemos remitido al Ayuntamiento esta mañana, así como un plano de las vías ciclistas provisionales y su tipología preferida.


Actualización: nuestras amigas del colectivo Logroño en Bici han publicado un conjunto de propuestas para vías ciclistas, mejor desarrolladas técnicamente, pero que a grandes rasgos coinciden con las nuestras. «Lo que es bueno para el peatón, es bueno para la bicicleta», y viceversa.

Propuestas del colectivo Logroño en Bici de movilidad y espacio público ante el covid-19 – mayo de 2020

Documento completo de propuestas del colectivo Logroño en Bici, mayo 2020